Jue. Sep 21st, 2023

Madridismo a la distancia

Desde San Mamés

Va por delante que nunca he escrito una reseña sobre un partido de fútbol, menos del Real Madrid. Sucede que durante los partidos, aunque si observo, estoy demasiado nervioso, esperando siempre lo peor, como esa fea lesión de Militao en el minuto 50, una acción complemente fortuita y producto de la mala suerte.

Así que no puedo describir las tácticas, la estrategia tanto del Athletic de Bilbao como la del Madrid. ¿Sería eso una crónica? Lo más sensato sería decir que no. Dio la impresión de que el Madrid ganó porque tocaba hacerlo, porque es mejor equipo que el Bilbao, como quien corre en la playa, pegado a la orilla del mar, sin despeinarse. O como quien hace un inventario sabiendo que todo está en su sitio y que, a su debido momento, todas las piezas funcionaran como es debido.

El morbo estaba en la portería madridista, ahora que se lesionó Courtois, pero no hubo forma de saber si Lunin estará a la altura, pues igual y pudo jugar dormido, porque si le tiraron una vez es mucho. Así de bravos estuvieron los rivales. San Mamés no sacó su leyenda de la ría. Y es un dato importante: no es que debutaste contra cualquiera. Fuiste al campo de uno de los tres equipos que nunca ha descendido y que ha sido sinónimo de bravía desde que se inventó el fútbol.

Y aunque es verdad que el Madrid todavía está en rodaje, el partido si que dejó una impresión importante: así será el Madrid cuando Luka Modrić y Toni Kroos no estén. Mucha gente comentó: las generaciones terminan y hay que dar paso a las nuevas. No cabe duda, se puede vencer a los rivales, pero nunca al general invierno. Aún así, fue desgarrador ver cómo calentaban, ya entrado el segundo tiempo. Tenerlos pegaditos a la banda, como si fuesen unos reserva cualquiera, da para varias preguntas que iremos viendo a lo largo de la temporada.¿Se merecen eso? ¿Cómo gestionar su presencia, su experiencia, su grandísimo fútbol, su ego, su Historia? ¿Es válido recordar, aquí y ahora, que a todo campeón le queda siempre una última batalla? ¿Pueden guiar al equipo al templo de Wembley, el sitio donde se juega la final de la vieja Copa de Europa?

Su entrada al campo deja una imagen curiosa: Chendo, con el papelito del cambio en la mano, los anuncia . No hay ADN más Real Madrid que ese. El eterno 2 del cañito a Maradona, con la rodillera en homenaje a su hijo fallecido junto a unos tipos que son lo más grande del club después de DiStefano, Puskas y Gento. ¿Habrán comentado algo? Encima, Chendo lleva pants, como si él también hubiese estado calentando. En fin, nada más una observación curiosa, que produce gran ternura: seis copas de Europa parece que están por entrar al terreno de juego. ¿Se enteraron en Bilbao?

No cabe duda de que el partido tuvo una figura: Jude Bellingham, el duque, como le dicen ya en Madrid o el Churchill como le llama más de uno, quizá por su cara de inocente cuando debajo ya se esta aprestando a desplegar la flota en Galípoli. El juego se jugó a lo que él quiso. Cuando hubo que acelerar, aceleró; cuando había que detenerse, se detenía. El resto de la temporada nos irá revelando el misterio Churchill: ¿sera Zidane o será Hazard? De momento, es el dueño de la magia. Los pocos minutos que coincidió en el campo con Toni y Modrić dejaron una serie de controles y de pases dignos del Hermitage. Si Ancelotti se atreve con el Árbol de Navidad (ese esquema que patentó su Milán y que pareció utilizarse los últimos diez minutos, ya con Luka en el campo) habrá diversión. Pero, sí, aún es pronto. Aunque ahí está el Güller también esperando.

Otro dato interesante del Madrid fue su intensidad. En las dos últimas campañas, a veces, el equipo entraba dormido al campo, tardaba en enterarse que el partido ya había comenzado. La épica de las remontadas iba acompañada de la pájara inicial. Minuto 10 y ya se iba perdiendo por dos. Con la alineación, esa juventud olvidó pronto la siesta y entro al partido como si hubiesen que marcar a Usain Bolt en los Juegos de Pekín. Camavinga es, ante todo, un portento físico y hace todo bien, no se equivocó nunca. Valverde parece más un jugador de la Premier League inglesa que otra cosa. Siempre parece un jugador dispuesto a todo, a dejar el corazón en la línea de gol. Es un tpo que se asocia bien, que corre, pone el hombro y resultara muy interesante esa actitud junto a Tchouaméni. Está intensidad es nueva y habrá que ver cómo la asumen los delanteros. Vinicius se vio, por momentos, un jugador individualista, siempre más pendiente de él que lo que necesitaba el equipo. ¿A la velocidad que se jugó se puede permitir esas actitudes? Rodrygo por contra, se asocia más, pero le falta un poquito de picardia. No es alérgico al gol, evidentemente, pero ojalá sea más preclaro a la hora de chutar a portería.

En fin, el Madrid ganó, que es lo que siempre se espera y exige. Quedan algunas dudas que iremos viendo en la temporada. De momento, dos certezas: hay un equipo muy interesante, de gran fondo, y el equipo no parece necesitar al Mbappé.

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