Desde Vigo
Madridismo a la distancia
No sé si es un buen momento para hablar de lo que fue un partido espeso, trabajado, no diría difícil, pero sí abrumador. El día, el momento en el que se jugaba el partido, estaba para otra cosa: el beso no consentido del presidente de la Federación hacia una jugadora en la celebración del campeonato mundial de fútbol femenino. Un caso, explícito, de agresión sexual y abuso de poder. Pocas horas antes, el propio presidente, en un alarde de soberbia, se había negado a reconocer sus errores y no había dimitido, que era lo mínimo que podía hacer dada su estupidez. La imagen del fútbol español al completo está manchada por ese comportamiento. ¿Y qué hace la principal institución de fútbol en España? Va a jugar un partido como si nada. Ante toda la que está cayendo, el Real Madrid ni emitió un comunicado sobre la situación. Tampoco los jugadores han dicho algo, a excepción de Isco, que ya no está en el club. Carletto habló a título personal, antes de la Asamblea, y dijo algo tan italianamente sensato sobre su propio comportamiento. Más allá de eso, nada. Insólito, como si no hubiese que exigirle nada al personaje este, pese a la serie de agravios al club a lo largo de los años: sus insultos a una leyenda del club como Iker Casillas; su desprecio en el mundial de 2018, cuando el Madrid fichó como entrenador al entonces seleccionador; sus negocios en lo oscurito con un central del Barça para llevar la Supercopa a Arabia Saudita y forrarse de dinero … y ni hablar de su silencio cuando estalló el caso Negrerira, que ha perjudicado más que a nadie al Real Madrid. ¿Tiene que exigirle cuentas el Madrid al señor Rubiales? Clara-mente.
Exigir cambios, defender al club, es más importante que un partido de fútbol. Por las razones que sean, eso no ha sucedido y se cae en la complacencia del cliché: el que calla, otorga. El prestigio del Madrid, con su rutilante sala de trofeos, no se merece ese silencio.
Poco que decir del partido, más allá de lo injusto que parece la situación de Lunin. Lo había hecho bien y merecía continuar en la portería una serie de diez o doce partidos para ganar confianza. Es joven y es bueno. Lo demás le llagara. Pero en el cuerpo técnico no lo ven. Así, pues, debutó Kepa. Nada que decir sobre él. ¿Algo positivo? Quizá la defensa: el tercer partido y sólo un gol. Al Madrid le han llegado con insistencia en estos primeros tres partidos. Los blancos han recibido 40 remates, 13 de los cuales fueron a puerta. El dato es extraordinario si tomamos en cuenta que no está Militao, considerado uno de los mejores defensas del globo. Dato interesante: ayer debutó Nacho en la liga, el gran capitán. Hay, pues fondo de armario.
Toni y Luka volvieron al banquillo y entraron a arreglar el entuerto. Pues el partido parecía soporífero. Sepa si Luka habrá pensado en lo que significó enfrentarse a un equipo dirigido pro Rafa Benitez, aquel que el criticaba sus pases con el exterior. Pero el morbo está ahí. Ah, no te gusta, toma eso y dime que me equivoqué. Luka tuvo un gesto de gran belleza poética: en el pasado mundial, cuando se enfrentaron su Croacia y Brasil, Rodrygo falló en la tanda de penaltis decisiva. Estando él en el campo, le tocaba tirar a él y cedió su lugar al joven brasileño. Una forma de decir que agarre confianza, que no tenga miedo. Rodrygo falló, pero hay que decir que tuvo la valentía de tirarlo. Afortunadamente, Bellingham, el Churchill, está en la cumbre y arregló el entuerto.
Sin más, el Madrid ganó su tercer partido, que es lo que se espera y exige y ya vuelve al Bernabéu. Habrá que ver como le sienta la vuelta a casa. De momento, buenas sensaciones deportivas y un silencio institucional muy, muy feo.
